Cuadernillo

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[1]



EL CANTOR DE ANÁHUAC

MODERNAS Y ELEGANTES

CANCIONES


RECOPILADAS

POR

A. VANEGAS ARROYO. MÉXICO


[2]



EL CANTOR DE ANÁHUAC.


MODERNAS

Y

ELEGANTES CANCIONES

PARA EL PRESENTE AÑO

RECOPILADAS

Por Antonio Vanegas Arroyo.


CONTIENE:

Así te quiero yo.—Despedida y Perdón.— El Potosí
Submarino.—En Alta Mar.—María.
Tu Maceta.—Embriaguez por Amor.—Copli-
llas Picarezcas.—Perjuria.—
Las dos Amigas.—Las Estrellas.—El
Marinero.—En la Noche
En Belén.—Noche feliz.—
El Ratoncito.


MÉXICO.

Imprenta Calle de Santa Teresa núm. 1.
1905


[3]



A LAS SIMPÁTICAS
JÓVENES MEXICANAS


Sinceramente os dedico la presente recopilación formada de lo más selecto y moderno que hasta hoy se conoce en el ramo del canto; si tiene aceptación, será sin término el placer de


EL EDITOR.

[4]



ASÍ TE QUIERO YO.
(CANCIÓN)

Dices que eres amante, que eres tierna,
que arde fuego voraz en tu corazón;
que eres celosa, cual mujer ninguna
¡Así te quiero yo!

Dices que en cambio de tu amor inmenso
quieres también un fervoroso amor;
ver pagado el delirio con delirio...
¡Así te quiero yo!

Dices que embebecida en tu cariño
dominada tu vida pasión no hallas
más mundo que el amor entrambos
¿Así te quiero yo!

Dices que cual león a sus cachorros
cuidas tu afecto puro, embriagador;
que amar y ser amada es tu delirio...
¡Así te quiero yo!


[5]



4

DESPEDIDA Y PERDÓN.
(CANCIÓN)

Prenda querida, mi amor que mataste,
un golpe cruel a mi pecho le diste,
no hagas con otro lo que conmigo hiciste,
pues me dijiste “te amo” y me dejaste.

Adiós, mujer, en este mismo instante
me despido de ti muy tiernamente;
tu dicha pido a Dios sinceramente,
aún cuando has sido para mí inconstante.

EL POTOSÍ SUBMARINO.

Aquí entre madréporas
y plantas acuáticas,
nos prestan oxígeno
las olas del mar.

Y, caso rarísimo,
podemos adlíbitum,
el aire atmosférico
salir a aspirar.

Como salméticas y escabechadas,
somos salados con profusión;
conchas tenemos y espinas muchas
y de las truchas la condición.


[6]



5

EN ALTA MAR.
(BARCAROLA.)

Rizan las mansas olas
la brisa en alta mar,
y extínguese lejana
la luz crepuscular.

Ch linda pescadora,
navega sin temor,
que tus cuidados vela
solícito amador.

Allí daremos tregua
al bárbaro pesar,
gustando las delicias
que amor hace anhelar.

(Repítese la cuarteta.)

Ven, dejemos la ribera,
ven, nos brinda amor el mar,
dejemos la ribera,
nos brinda amor el mar;
boguemos sin temor.

Al rayo de la luna
tu virginal rubor,
veré que más ans[í]a
mi beso halagador.

Así corran las horas,
en grata soledad,
soñando tú en amores;
yo... viendo tu beldad.


[7]



6

Soy náufrago en las penas;
del mundo engañador,
sé tú tranquilo puerto
que al alma dé favor.

(Se repite la cuarteta.)

MARÍA.

(WALS.)

De tus encantos al rubor
se encendió la ilusión;
¡ay! cuando yo te vi,
María de mi amor.

¡No seas ingrata, por Dios!
con el que tanto te ama,
porque tú eres la joven,
que un tiempo yo adoré.

Dime María del alma mía,
¿por qué me haces tanto sufrir?
¿no ves que yo he venido
tan sólo por tu amor?

De una primera ilusión que abrigo
en mi pecho, al latir
tan sólo por ti, ¡oh mi bien!
Dime María del alma mía
¿[por qué] me haces tanto sufrir
si te adoro con pasión?


[8]



7

TU MACETA.
(CORRIDITO.)

Tú eres la joven querida de amor
que brillas entre las flores,
alza los ojos y mira esa flor
de diferentes colores.

Jovencita, de ti quiero un partido,
dime [si] se ha de poder,
sembrar en tu macetita
florecitas de laurel.

He de sembrar en tu huerto florido
desde lirios y claves,
para vivir más contento contigo
y ver si así tú me quieres.

Esa flor de malvarosa me agrada;
dime [si] me la has de dar,
esa es la flor más hermosa
que me vas a regalar.

Si llego a lograr mi intento, Lolita
de gozar de tus amores,
he de sembrar en tu huerto florido
flores de varios colores.

Para poderme consolar en el sueño,
a todas horas, negrita,
aunque no te puedo hablar,
pero tengo flores de ti, jovencita.


[9]



8

EMBRIAGUEZ POR AMOR.
(WALS.)

Ven, por piedad a calmar
este fuego de amor,
que hace un momento
en mí se encendió.

Pero comprendo también
que es horrible tanto padecer,
ten compa[s]ión, vida mía,
no seas ingrata, mujer!

El licor ya me trastorna,
no me puedo contener,
mi bien, lo que yo ambiciono
que no me hagas [padecer].

Era muy joven, cuando intenté
esta pasión que me roba el corazón
luego, dejando una por una,
yo vi las flores
en opuesta dirección.

Ten compasión del que te ama;
ya no lo hagas sufrir más,
que si escuchas mis gemidos,
¡qué dichoso tú me harás!


[10]



9

Coplillas Picarezcas.

Una vieja en un espejo
se miraba la barriga;
y decía suspirando:
¡qué fábrica tan antigua!

Mi marido está malito;
yo estoy a su cabecera,
con un rosario en la mano
pidiendo a Dios... ¡que se muera[!]

Las [beatitas] de este México
cuando van a confesarse
lo primero que preguntan
si es muy simpático el padre.

Anoche me enamoré
de una muchacha bonita;
esta mañana la vi
y ¡era tuerta la maldita!

Querer una, no es ninguna,
querer dos es falsedad;
querer tres y engañar cuatro,
eso es gracia que Dios da.

Las mujeres de estos tiempos
son como las avellanas;
de ciento sale una buena
y noventa y nueve vanas.


[11]



10

Médicos y cirujanos
no van a misa mayor,
porque los difuntos dicen
“ése fue quien me mató”.

Dices que tienes buen pelo,
y te haces tu buen chonguete,
y yo digo que son trapos,
que son trapos que te metes.

PERJURA.
SEGUNDA PARTE

Con tenue velo, tu faz traidora,
camino al templo te conocí,
y al verte ¡oh niña! tan pudorosa
por vez primera amor sentí.
Tiernas palabras dije a tu oído;
dulces cariños te prodigué,
y al ver mi pecho de amor henchido
ser siempre tuyo fiel te juré.
¡Ay! cuántas veces la luz del día
nos sorprendió!
¡Ay! cuántas otras tus juramentos
el cielo oyó!
Esos momentos, amada mía, no olvidaré,
cuando en tus brazos y en beso amante
mi alma dejé.
Con blanco velo tu faz traidora,


[12]



11

camino al templo te vuelvo a ver;
¿dónde se han ido, bella señora,
los juramentos que diste ayer!
Tiernas palabras junto a tu oído,
dulces cariños también tendrás;
mas nunca, nunca de amor henchido
tan nuevo amante verse podrá.
Pero ¡ay! no puedo dejar de amarte
mi dulce bien!
que es imposible que yo te olvide
si eres mi ser;
ya ni la muerte podrá arrancarme
del corazón;
que somos uno, aunque tú digas
que somos dos.

LAS DOS AMIGAS.
[CANCIÓN]

Amiga, amiga, escucha mi dolor,
una pasión me devora y me atormenta,
quisiera tomar muchas copas
por tu cuenta,
para que desahogue mi triste
apasionado corazón.

Amiga amiga, te acompaño en tu sentir,
amiga, amiga, te acompaño en tu pesar;
pero amiga, sólo te sabré decir
donde están las copitas de mezcal.


[13]



12

LAS ESTRELLAS.

Pregúntale a las estrellas
si por la noche me ven llorar;
pregúntale si no busco
para quererte la soledad;
pregúntale al manso río
si el llanto mío lo ve correr,
pregúntale a todo el mundo
si no es profundo mi padecer.

Mujer hermosa, flor de las flores,
[por qué] no vienes a consolar
al que suspira por tus amores
mira que el alma desierta está.

Pregúntales a las flores
si mis amores les cuento o no;
y allá en la callada noche
sobre su broche suspiro yo,
pregúntales a las aves,
si tú no sabes lo que es amor,
pregúntale a todo el prado
si no he luchado con mi dolor.

No dudes nunca que yo te quiero,
que por ti muero loco de amor;
a nadie quieras sobre la tierra,
oye las quejas de un trovador.


[14]



13

EL MARINERO.

Cuando el marino
al mar se lanza,
lleva una estrella
y es la esperanza.

Y si la esperanza
deja de existir
¡ay estrella mía!
vale más morir.

Un marinero
en su barquilla,
quería librarse
del vendabal.

Pero la playa
le estaba lejo,
y más no pudo
que naufragar.

Y si la esperanza
deja de existir
¡ay estrella mía,
vale más morir!

Allá en la playa
está un cadáver,
y ese cadáver
¿de quién será?

Es de un marino
náufrago y triste
que halló su tumba
en medio al mar.

Y si la esperanza
deja de existir,
¡ay estrella mía
vale más morir!

La pobre viuda
triste y llorosa,
toda la playa
recorrerá.

Por ver si las olas
noticias le traen
pero ya las olas
nada le traerán.

Y si la esperanza
deja de existir,
¡ay estrella mía!
vale más morir.


[15]



14

EN LA NOCHE.
SERENATA

Cual pupilas misteriosas
ya del cielo en la quietud,
las estrellas radiosas
esparciendo van su luz;
más [espléndidas] brillaron
en el cielo de mi fe,
ilusiones que pasaron
y que nunca más veré.
Cuando salga el alba impía
las estrellas a apagar
otra luz, la luz del día
en el cielo brillará;
pero mi alma en sus querellas
vive en noche de dolor.
Y a su cielo sin estrellas
ya no alumbra más el sol.

EN BELÉN.

Dan las nueve y ha llegado
la hora del silencio atroz
y el eco de las campanas
corre a donde duermo yo.
Duermo mi sueño agitado
por los celos y pasión
de una mujer a quien amo
con todo mi corazón.
Dios ha de querer que un día
salga de aquí en libertad
y entonces sabrá la ingrata
qué cuesta su falsedad.
Yo me encuentro aquí cautivo,
enfermo del corazón,
en la obscura y miserable
celdilla de mi prisión.
Los celos me despedazan
me falta la libertad;
pero algún día seré libre
y yo me debo vengar.


[16]



15

Los celos y la pasión
de la ingrato que amo bien,
mataron mi corazón
poniéndome hasta en Belém.

Cuán obscura está mi celda,
no miro la claridad,
sólo veo una estrella hermosa
por mi reja traspasar.

Esa reja es la que oprime
injusta mi libertad;
pero a Belém no ha venido
para volverme pilar.

Estos versos los escribe
un hombre en su soledad
Dios ha de querer que un día,
salga de aquí en libertad.

Son las nueve y ha llegado
la hora del silencio atroz
Dios me haga libre mañana
ya nos veremos los dos.


NOCHE FELIZ.

Oh! feliz aquella noche
en que yo te conocí
y en la que mi amor te di
con la más grande pasión.

Si hoy tu amor no es para mí
no me entregues al dolor;
debes volverme ese amor
que ha forjado mi ilusión!

En mis sueños yo admiro
con tu [agracido] mirar:
y me temo despertar
porque vuelve mi sufrir.

Qué triste es la realidad;
¡cómo se turba la calma!
¡cómo sufre mi pobre alma
cuando estás lejos de mí!


[17]



16

EL RATONCITO.
(DE LA ZARZUELA “ENSEÑANZA LIBRE.”)

Era un ratoncito
muy chiquirritito,
con sus orejitas
y con su rabito.
Que se entró
en la alcoba
de una señorita,
que era medio boba
¡ay la pobrecita!
Y una noche
que la niña
sola estaba,
y la pobre
con rubor
se desnudaba
en la habitación,
saltó el ratón
saltó el ratón,
¡ay, ay, ay, ay, ay!
toda se asustó
y sobre una silla
se subió.
Y aquel ratoncito
tan chiquirritito
con sus orejitas
y con su rabito
un salto pegó,
un salto pegó,
¿y qué sucedió?
¿y qué sucedió?
que el animalito
por un agujerito
se coló
se coló.
Y la niña
que en la silla
se encogía,
y de miedo
la carita se cubría,
llena de pavor
dijo con horror:
¡Pícaro ratón!
¿Dónde, se metió?
¡Pícaro ratón!
¿Dónde se metió?


[18]



EL JESÚS! LAS DIEZ
(PASO DOBLE).

¡Ay! ¡Jesús! Las diez!
[Que] me van a cerrar el zaguán
con su permiso ya me voy
a retirar
porque no traigo con qué pagar
los seis centavos del zaguán.
Ya el casero mete mano
a mi bolsillo
como un chiquillo,
como un chiquillo
de una triste vecindad.
Estoy muy bruja, ya lo ven
porque no tengo con qué pagar
al casero los seis centavos
que he de darle por el zaguán,
y mi vieja es tan celosa
que hasta me llega a arañar
si es que me cierran,
si es que me cierran
si es que me cierran el zaguán.

Creo esta noche he de dormir
en el portal.
Sí señor, porque no traigo
los seis centavos del zaguán;
si el gendarme es que me lleva
a la inspección
ay! vida mía,
ay! vida mía,
me rompen el corazón.
Qué bonitas son las rentas
que tenemos que pagar
a las caseras condenadas
porque nos abran el zaguán;
pero si es que yo no pago
los centavos por entrar
los inquilinos,
los inquilinos,
de mí bruja van a hablar.
¡Ay! ¡Jesús! ¡Las diez!
que me van a cerrar el zaguán.


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